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Ser un buen “referente de calma”

Ahora se dice por todos lados, que parece que tenemos que ser referentes de calma si queremos convivir en armonía con nuestros perros. Y que ser un buen referente de calma es precisamente lo que es, estar calmados frente a las situaciones externas que nos puedan suceder con nuestros perros.

Se escucha ahora mucho el término “ser un buen referente de calma” y creo que hay mucha confusión al respecto. Se nos dice que si queremos tener una relación sana y en armonía con nuestros perros hemos de serlo y que para llevarlo a cabo hemos de estar tranquilos y en calma en cualquier situación que se nos presente con ellos. 

¿Que mi perro se pone a ladrar como un loco al timbre? Hay que ser referentes de calma, ¿qué mi perro se lanza a morder a todos los perros del barrio? Tenemos que ser un referente de calma, ¿qué mi perro se escapa porque ha perseguido a un conejo? Sé un referente de calma. Y aquí, poner cualquier otro ejemplo que se os ocurra ahora mismo. La cosa es que siempre hay que estar en calma pase lo que pase ¿no?

Esto nos lo dicen en el momento que empezamos a entrar en este mundo amable del perro y la mayoría no sabemos como llevarlo a cabo, ya que, aunque no queramos, nuestras emociones afloran y nos resulta complicado el estar calmados en todo momento.

Muchos profesionales, además, mezclan este término con “entre los perros se entienden”. Y es que nos enseñan a que debemos dejar a los perros simplemente hacer y nosotros mantenernos en segundo plano de manera calmada. Pero ¿en verdad es esto bueno para la relación con nuestro perro?

Desde mi punto de vista el término que deberíamos usar y al que debemos aspirar es el de ser nosotros “un buen referente” para nuestro perro, punto. El que nos exijamos el ser calmados y tranquilos siempre y a todas horas, no es posible. Es más, mostrarnos que no estamos sintiendo otra cosa que no sea calma, es engañarnos, tanto a nosotros como a nuestros perros. Con esto, no me refiero a que sí es lícito el descargar toda nuestra frustración y emociones en el animal, porque no lo es. Para ser un buen referente hemos de aprender a tener una buena gestión emocional y ello se aprende con el tiempo. Pero, una cosa es gestionar y hacernos responsables de nuestras emociones y otra muy distinta es obligarnos a no sentir nada y actuar como si fuéramos muñecos de trapo que no intervienen ni expresan nada. 

Parece que hemos pasado del extremo del adiestramiento clásico a base de daño físico y emocional a otro en donde nuestra figura es totalmente inexistente. Al igual que no veo bien que se usen collares de pinchos para que el perro deje de tirar de la correa tampoco veo bien que dejemos a nuestros perros vendidos frente a contextos o situaciones que le están superando y que, cuando están necesitando de nuestra ayuda, nuestra respuesta sea “soy un referente de calma, todo está bien, no te preocupes, apáñatelas”. Ni un extremo ni otro.

Un buen referente es aquel en donde tu perro puede apoyarse, confiar y tener una guía. Un buen referente sabe gestionar sus emociones de manera madura y es aquel en donde el perro puede referenciarse. Aquellas personas que descargan día tras día toda su frustración interna en el animal no son buenos referentes, pero es que tampoco lo son aquellos que simplemente están como pasmarotes viendo a ver qué pasa.

Un buen referente interviene cuando la situación lo requiere porque es capaz de tener ese ojo crítico de ver el contexto de manera más amplia y es aquel que da seguridad al animal que tiene al lado, por ejemplo, si mi perro está en una situación donde lo está pasando mal, me pide ayuda y yo simplemente le ignoro porque “entre los perros se entienden” estoy dejando vendido a mi perro y ahí no estoy siendo una buena referencia para él, ya que no va a poder confiar en mí.

También, un buen referente es el que es sincero con su animal, es aquel que le dice al perro “tío, hoy no me encuentro bien, no me siento capacitado para meterme en esta situación, mejor vámonos”. Y os vais. Hemos de ser sinceros con nuestros perros, no podemos fingir que todo está bien y que soy la persona más calmada del mundo cuando a lo mejor en ese momento no lo estoy. 

Aprender a ser un buen referente no es nada sencillo, porque implica tener un trabajo de autoconocimiento y de autogestión brutal. Implica aprender a entender nuestras emociones y trabajar en ellas a niveles muy profundos, pero que vale la pena.

 

Escrito por: Rocío Martín del Campo, educadora canina de ENSUSHUELLAS. La encuentras en IG como @lachicadethai

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