INCISO PREVIO IMPORTANTE:
En este artículo no queremos decirte que permitas que tu perro coma cualquier cosa de la calle sin criterio alguno. Queremos que desarrolles tu sentido común y te ofrecemos la información que necesitas para decidir por ti mismo hasta dónde puedes permitirle mostrar un comportamiento tan natural en su especie como lo es el basureo. Daremos unas pinceladas a las causas y a cómo gestionarlo. Si quieres aprender más sobre el tema apúntate a la newsletter al final del artículo, ¡quizá pronto te lleves una sorpresa! 😉
Entendemos por ‘’basurear’’ como la conducta que lleva a cabo el perro que va comiendo todo lo que encuentra por la calle, o que incluso rebusca directamente del cubo de la basura de casa si tiene oportunidad. ¿Pero realmente podemos hablar de un ‘’mal comportamiento’’ por parte del perro que debamos modificar?
Lo primero que deberíamos integrar es que el perro es por naturaleza (entre otras cosas) un animal carroñero, y comer comida que está a su alcance es una conducta etológicamente normal para ellos que les reporta múltiples beneficios emocionales (aumenta bienestar y autoestima, reduce estrés, multiplica la confianza en la parte humana cuando no le supone un conflicto…).
Además la genética, el instinto y el aprendizaje propio juegan un papel fundamental sobre el individuo, lo que significa que habrá perros con un impulso más marcado por basurear que otros. Así que teniendo claro que el motivo principal que lleva a un perro a comer comida a su alcance es que es parte de su naturaleza, podemos encontrarnos, además, con otros motivos que lo acentúen:
- Problemas de salud.
- Edad.
- Falta de experiencias/déficits de aprendizaje.
- Deficiencias en la alimentación.
- Estrategia de afrontamiento por estrés.
- Simple placer.
- Llamada de atención.
- Aburrimiento o falta de enriquecimiento en su día a día.
Sabemos que los riesgos asociados al basureo compulsivo son variados: problemas gastrointestinales por comida en mal estado, parásitos, lesiones o incluso envenenamientos.
Entonces, ¿cómo podemos conseguir que pueda seguir mostrando una conducta natural acorde a su especie que es tan importante para él minimizando dichos riesgos?
- Identifica la causa.
- Cubre sus necesidades físicas y emocionales.
- Anticipar, evitar y comunicar (que no gritar).
- Peticiones del estilo ‘’suelta’’ o ‘’mírame’’.
- Extra para cuando el problema es el cubo de basura de casa: Ponle tapa, peso en la tapa o mételo en un armario. A veces la solución es tan evidente que ni siquiera la vemos.
‘’-¿Pero y si le pongo un bozal y ya está?’’
Cuando ponemos un bozal estamos parcheando el problema (si realmente es un problema), porque físicamente el perro ya no puede coger comida pero aquello que le llevaba a necesitar cogerla sigue estando ahí y se le suma la frustración de no conseguirlo. El problema, a la larga, puede acabar empeorando o generando conflictos nuevos.
Es de vital importancia que nunca regañes, castigues, grites o des tirones de correa a tu perro por comerse algo del suelo. Mucho menos se lo quites a la fuerza. Al tratarle así le mandas el mensaje de que cuando encuentra comida, tú te vuelves peligroso e inestable, y eso multiplicará por mucho las probabilidades de que engulla de golpe lo siguiente que se encuentre (con el peligro que eso conlleva), o que necesite mostrarte conductas defensivas y acabe gruñéndote o incluso mordiéndote.
En el siguiente video, Kenia en agosto 2022, escogiendo un pedazo de pan de la basura. No lo coge de manera compulsiva, sino tranquila, y lo suelta sin ningún problema para que pueda inspeccionarlo. Sabe que basurear nunca le supondrá un conflicto conmigo, por lo que lo hace de manera calmada y selectiva en vez de tirar de la correa y engullir sin filtro.
Y ya para terminar, si, siempre existirán ciertos riesgos si les dejamos comer comida de la calle, ¿pero acaso no los hay cuando les soltamos, les medicamos, les juntamos con otros perros, los llevamos en coche o los alimentamos? ¿Y dejamos de hacer todo eso o asumimos los riesgos y les permitimos vivir? Parte de la vida con un perro implica asumir riesgos. Queda en manos de cada uno de nosotros decidir cuáles estamos dispuestos a aceptar y cuáles no, y esa decisión vendrá dada por nuestras propias experiencias y aprendizajes. Pero escojamos lo que escojamos, ojalá la prioridad sea siempre el bienestar, el respeto y la comprensión del animal al que un día obligamos a convivir con nosotros.