Que un perro se asuste ante el sonido de petardos es algo normal y esperable. No solo porque tiene una capacidad auditiva muy superior a la nuestra, sino porque la carga olfativa del ambiente con la pólvora es un factor muy estresante que nunca tenemos en cuenta pero que se convierte en un añadido más a considerar.
Hay perros que se muestran ligeramente inquietos y nerviosos cuando escuchan petardos desde casa pero que después son perfectamente capaces de quedarse más o menos tranquilos, sin embargo para la mayoría suele suponer un verdadero problema que les hace sufrir varios síntomas como jadeos intensos, parálisis, temblores, hiper salivación, taquicardia, ladridos, intentan escapar, se hacen sus cosas en casa… Es una situación muy desagradable para ellos y también para la parte humana por la preocupación que conlleva.
Lo complejo de todo esto es que, a menudo, esa preocupación aparece cuando ya estamos metidos en esa época y necesitamos sí o sí algo que calme al perro, casi nunca ‘’antes de’’ para poder hacer algo verdaderamente efectivo con tiempo. Y en realidad no hay gran cosa que pueda calmarle si tiene un problema real, pero ante la desesperación y la urgencia acudimos a internet, que está inundado de consejos sobre qué hacer para parchear esos momentos (que no solucionarlos), y aunque son bienintencionados, muchos de esos consejos pueden acabar empeorando la situación o realmente no servir de gran ayuda.
Así que hemos querido hacer un artículo hablando sobre lo que NO deberías hacer cuando ya estás metido de lleno en épocas de petardos (fallas, San Juan, nochevieja…), sobre qué podrías hacer para intentar suavizarle el mal rato a tu perro, y sobre qué cosas SÍ deberías hacer en épocas tranquilas.
Qué NO deberías hacer:
- Darle masticación, mordedores o cosas comestibles:
Si está aterrorizado es muy probable que ni te lo coja, pero si está muy, muy asustado y nervioso y te lo acaba cogiendo, los altos niveles de estrés pueden jugarle una mala pasada y corres el riesgo de que acabe tragándose la pieza entera de golpe, que no la mastique bien, que se le atore en la garganta o incluso que acabe en conflicto con algún miembro de la familia (humano o animal) cuando normalmente no lo haría, lo que puede acabar sumando más tensión y más estrés a la situación.
Además si tienes un perro de tamaño grande no deberías de dejarle agua a libre disposición ni darle una comida copiosa o inflarlo a premios sin medida porque una vez leíste que sembrarle premios por el suelo les relaja. El estómago demasiado lleno junto con los jadeos intensos debidos al miedo y al estrés son una combinación muy peligrosa que podría dar como resultado una torsión de estómago.
2. No intentes acostumbrarle reproduciendo sonidos de petardos:
Es bastante común el consejo de estar varias semanas o meses antes intentando acostumbrar al perro al sonido de los petardos reproduciendo videos en casa de manera progresiva. Si el animal tiene una verdadera fobia no va a funcionar. No es lo mismo el ruido que puede tolerar en casa y la percepción del mismo, a la percepción de un ruido que viene de fuera y es impredecible. Son cosas distintas. Además no es solo un ruido, es un olor. La carga olfativa importa mucho más de lo que pensamos. Necesitas que tu perro se sienta a salvo y seguro, no que se acostumbre a que suenen ruidos de petardos en casa. No pierdas el tiempo en eso.
3. No le pongas cosas raras:
Cascos de cancelación de sonido, bolas de algodón en las orejas, camisetas antiestrés, vendajes y otras perlas de internet. Si no es algo que hayas trabajado con varios meses de antelación, no es seguro o tu perro no lo tolera bien, ponérselo encima en un momento en el que está temiendo por su vida y por su integridad sólo hará que aumente miedo y estrés y que se sienta de todo menos seguro y a salvo en su casa.
4. No le canses físicamente hasta la extenuación:
Reventarle a hacer ejercicio no hará que esté más tranquilo, sino todo lo contrario. Estará cansado físicamente pero a nivel fisiológico su organismo estará inundado de adrenalina y cortisol, que son las dos hormonas que menos te interesa fomentar en un perro que va a vivir varios días aterrorizado, y no volverá al equilibrio normal hasta que no tenga un descanso real (libre de estrés y de petardos) de al menos una o dos semanas.
5. No des acepromacina:
Es demasiado común ir al veterinario a explicarle lo que le pasa al perro y que nos de una pastilla para que se quede tranquilo. Si es tu caso, revisa bien o pregúntale qué medicamento exacto es, y si es acepromacina no la des bajo ningún concepto. La acepromacina es un relajante muscular que hará que el perro esté física y visiblemente calmado, pero al no deprimir el sistema nervioso central seguirá siendo plenamente consciente de lo que sucede y no solo sentirá el pánico habitual sino que se sumará el añadido de no poder moverse apenas o hacerlo con dificultad. A ti te quita la preocupación porque te parece verlo tranquilo, pero es altamente probable que él lo esté pasando peor que si no se lo dieses.
6. Dejarle solo:
Nunca dejes solo en casa a tu perro en un momento tan difícil como una nochevieja, unas fallas o la noche de San Juan. Podría llegar a hacerse mucho daño intentando escapar de casa e incluso sufrir un infarto. Acompáñale. En los momentos de miedo la familia es necesaria.
7. Salir a pasear con normalidad:
Sacarle con la misma frecuencia y durante el tiempo habitual es exponerle a petardos que puedan sonar y a toda la carga olfativa del ambiente de manera directa. Así que reduce los paseos a la mínima expresión posible (elimina alguno si puedes) y cuida a qué horas los haces (evita aquellas en las que sepas que hay más jaleo).
8. Sobre-actuar:
No le va a venir bien que lo vayas persiguiendo y molestando por toda la casa diciéndole que todo está bien, que no se preocupe, dándole besos, cogiéndolo en brazos, dándole no sé qué premio, poniéndole X juguete, invitándole a entrar en no sé dónde, y agobiándolo en general. No hagas un evento de lo que está sucediendo, da naturalidad. Si tu perro te ve a cien por hora puede perfectamente interpretar que a ti los petardos te ponen nervioso y eso le dará más motivos de preocupación. El contagio emocional existe, así que tómatelo con calma, le harás un favor.

Qué SÍ deberías hacer:
1. Ofrecerle una comida ligera y suave (ideal si es dieta blanda) los días que peor se sienta y varias horas antes del momento de petardos más fuerte (si acaso los puedes preveer) para evitar que esté en plena digestión en el peor momento. Si acostumbras a dar pienso, intenta darle pollo (o alguna otra carne si es alérgico) y zanahoria esos días, todo cocido. La digestión del pienso es tremendamente pesada (entre 8 y 12 horas), y los altos niveles de estrés en el organismo dificultan mucho todo el proceso digestivo. Pónselo fácil. Si das crudo evita dar piezas grandes de hueso carnoso, suprímelo unos días o dalo triturado. Es muy común que en estas situaciones los perros que tienen un verdadero problema con los petardos acaben uno o varios días con problemas de diarreas debido al estrés, intenta prevenirlo. Ofrécele agua de vez en cuando pero vigila que no la beba de manera compulsiva, para muchos perros es una estrategia de afrontamiento y no beben por sed. Observación y sentido común.
2. Haz paseos de descompresión:
Intenta priorizar los paseos fuera de zonas urbanas, ve a la naturaleza y hazlo con cuidado si crees que puede escucharse allí un petardo y puede escaparse: correa de diez o veinte metros, gps, chapa identificativa… O no le sueltes si el riesgo es alto, pero sácalo de la ciudad y llévalo a los entornos naturales más alejados de zona urbana que puedas en los que pueda pasear tranquilo sin bullicio, sin petardos (o no con tantos) y sin ese olor a pólvora tan intenso para él en el ambiente. Prioriza las dinámicas calmadas y evita toda la sobre-activación posible.
3. Da fármacos o suplementos adecuados:
Existen medicamentos con efecto ansiolítico que puedes dar de manera puntual y que ayudan mucho pero que no deberían de ser la solución definitiva a menos que realmente no quede otro remedio. Pero para darle fármacos siempre deberías consultar con tu veterinario, porque muchos pueden estar totalmente contraindicados para tu perro. Nunca los des por tu cuenta y riesgo.
Otra opción más segura es tirar de hierbas y aceites calmantes varias semanas antes de la época de petardos. Hay infinidad de opciones. Infórmate y escoge la que más pueda cuadrarte.
4. Acompaña y apoya su miedo:
Está sobradamente demostrado que el contacto físico (cuando es deseado) descarga oxitocina y ayuda a disminuir los niveles de estrés, así que si necesita contacto contigo dáselo. No estás reforzando nada. El miedo es una emoción y las emociones no se refuerzan, se acompañan. Si tu perro te necesita demuéstrale que estás ahí. Hazlo de manera calmada, a muchos les bastará con tumbarse a tu lado y dejar su piel en contacto contigo, otros necesitarán estar directamente encima o incluso muchos querrán que sea un contacto activo en el que pedirán caricias de formas constante. No importa la forma en la que lo necesite, pero acompáñale desde la calma.
5. Respeta su proceso:
Si no quiere saber mucho de ti y prefiere irse a otra habitación, estar debajo de algún mueble en vez de en su cama o en el sofá o cualquier cosa de este estilo, no le insistas en que vaya donde estás tú. Si le dejas escoger dónde estar, irá allí donde más a salvo y seguro se sienta. Acompáñale a ese lugar de la casa si quieres, pero déjale decidir y mantén la calma.
6. Generalidades:
Sonido: Cierra ventanas y baja persianas para minimizar el ruido, pon música, la tele, la radio o lo que sea para que haga de barrera acústica y enmascare los sonidos de fuera.
Utiliza aromaterapia: El aceite de lavanda puede ser una muy buena opción, pero no lo pongas NUNCA sobre la piel del animal sino en difusores, y pruébalo un tiempo antes para ver si lo tolera. Para algunos perros puede ser una molestia añadida (estornudan, no quieren estar en la habitación en la que está el aceite puesto…) Observa a tu perro y no lo añadas de golpe el primer día de petardos porque podrías hacerle sentir más incómodo todavía.
Vete de casa con él: Si te lo puedes permitir (por gestión y recursos), pasa la época de petardos en alguna casa rural o algo del estilo en donde sepas que no van a haber petardos o que apenas se van a oir.
NOTA FINAL: Para terminar el artículo, es importante entender que parchear no es solucionar. Es intentar sobrellevar de la mejor manera posible un evento estresante y traumático, pero si sabemos que ese evento se va a repetir varias veces al año, nuestra responsabilidad es poner el esfuerzo en prevenirlo y trabajarlo para que, llegado el momento, o no le afecte o la intensidad con la que lo haga sea mínima. No podemos condenar a nuestro perro a pasar toda su vida por momentos tan complicados a causa de una mala organización por nuestra parte. Contactar con un buen profesional respetuoso debería ser la prioridad.
Si tu perro tiene un verdadero problema con los petardos, contacta con nosotras, ¡podemos ayudaros!