Cuando hablamos de indefensión aprendida estamos hablando de uno de los problemas emocionales más graves a los que podemos enfrentarnos con un perro. La I.A es la creencia de que las consecuencias suceden independientemente de la conducta y no solo no son posibles la evitación ni la huida, sino que acaba desapareciendo toda respuesta de afrontamiento. El perro de verdad cree que es incapaz de hacer nada para cambiar su situación o afrontarla: se rinde.
A finales de los 60, el psicólogo Martin Seligman desarrolló la teoría de la indefensión aprendida mediante una serie de experimentos (más que cuestionables en lo que a ética se refiere), pero que arrojaron resultados bastante esclarecedores. Desde entonces hay muchas teorías acerca de la I.A, y aunque la mayoría sostiene que el origen es la falta de control de esa consecuencia, algunos otros afirman que es la incapacidad de predecir cuándo sucederá.
Lo que podemos sacar en claro todos nosotros como tutores de perros es que la indefensión aprendida es un problema grave que tiene muchos niveles y formas de expresarse y que la falta de control y predecibilidad son claves para su desarrollo. Y a partir de ahí, generar una convivencia con nuestros perros enfocada en evitar que este problema aparezca.
Cuando pensamos en un perro rendido, a menudo nos lo imaginamos aterrorizado al fondo de una jaula o con un pasado oscuro de maltratos y vejaciones, pero en el día a día hay miles de perros que duermen en un sofá bajo techo, que no han sido recogidos de un zulo y viven (aparentemente) con todas las comodidades, pero que aún así están completamente rotos. Los vemos cada día en los parques. Caminan por nuestras aceras y nos los encontramos en nuestros rellanos. ¿Cómo es posible? Porque perdieron por completo el control de su vida y sus circunstancias.
Problemas derivados de la indefensión aprendida:
- Conductuales: Reduce e inhibe su capacidad de respuesta. Pasividad.
- Cognitivos: Capacidad de aprendizaje mermada. Déficit motivacional.
- Emocionales: Depresión, ansiedad y frustración.
- Déficits fisiológicos.

Cómo identificar la indefensión aprendida:
Todo lo que engloba ese corto plazo que acabamos de ver en la infografía puede convertirse en una señal de advertencia de que algo no va bien y quizá el perro está entrando en indefensión.
Apatía, dependencia extrema, depresión, falta de apetito, resignación, retraimiento, inactividad… Son síntomas un poco ‘’difusos’’ que si están aislados no confirman en sí la existencia de una I.A porque pueden darse por muchos otros problemas emocionales, pero cuando los vemos todos juntos (o casi todos), y vemos que el animal acepta cualquier situación (el perro siempre bueno), que no se queja por nada, que no tiene gran interés en juguetes o en jugar, no termina de aceptar ninguna comida, parece que no le gusta ninguna chuche o mordedor… Ahí ya deben de saltar un poco las alarmas y debemos de revisar qué está pudiendo pasar y qué profesionales caninos respetuosos tenemos a nuestro alcance para que nos ayuden.
Cómo prevenir la indefensión aprendida:
Este punto es muy importante porque a la hora de diseñar este artículo no queríamos que nadie saliese de aquí pensando que la IA se puede resolver de manera fácil gracias a un artículo que has visto en internet. La indefensión aprendida es (repetimos) uno de los problemas emocionales más graves al que se puede enfrentar un perro, por lo que si nuestro perro está en indefensión lo más responsable y justo para él será contactar con un buen educador o educadora respetuosos que pueda ayudarle. Así que no vamos a decirte cómo resolverla porque es un proceso complejo que requiere el estudio del individuo, un trabajo concreto pautado y un seguimiento exhaustivo, pero sí que podemos traer formas en las que prevenir que nuestro perro entre en indefensión.
- Aportando control y predecibilidad.
- Haciéndole sentir seguro y confiado.
- Comprendiendo y acompañando.
- Sumando estimulación y enriquecimiento adecuados a su vida.
- Proporcionando estrategias de afrontamiento adecuadas y funcionales para él.
- Haciéndole sentir escuchado y permitiendo su comunicación.
- Aumentando su autoestima.
La clave es permitirle vivir (en medida de lo posible) libre para decidir, libre de miedo y libre de impredecibilidad. Realmente prevenir la indefensión aprendida es muy sencillo, no necesitas grandes conocimientos para ello. Con conocer qué la causa, evitarlo y sumar los 7 puntos que acabamos de ver, las probabilidades de que tu perro desarrolle I.A son ínfimas por no decir inexistentes. El problema es que inducirla es tan sencillo como prevenirla, así que hay que poner bastante énfasis en los puntos que acabamos de ver y trabajar en nosotros mismos para ser capaces de darles eso a nuestros perros.
Escrito por: Lorena Murgui Mercado, educadora canina de ENSUSHUELLAS. La encuentras en IG como @mellamankenikeni