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Antes de tener perro

El mundo es de quien tiene perro y le quiere bien. De quien le acompaña en la enfermedad, le comprende, guía y ayuda en sus problemas emocionales y le ayuda a marchar sin dolor. No tengas perro si no comprendes nada de esto. Es todo lo que yo te diría si quieres adoptar uno.

Si tuviese que decirle algo a la persona que quiere adoptar a un perro, empezaría por lo difícil: te va a romper el corazón. Te hará caer en un profundo pozo de tristeza cuando se vaya aunque, si aprendes a escucharle, saltará por los aires todo lo que crees conocer sobre los perros. A veces destrozará tu paciencia, tu estabilidad mental y tu economía. Te hará llorar y maldecir. Lo vas a pasar mal, y esto has de entenderlo de verdad: lo vas a pasar mal y él lo va a pasar peor.

Quería decírtelo antes de que des el paso y te arrepientas, porque tener un perro es darlo todo por él, no arrancarlo de tu hogar cuando enferme, cuando destroce, cuando ladre, cuando muerda o cuando no le comprendas. No des el paso si vas a educarle con violencia física o emocional. Por favor, no lo des.

No des el paso porque tener un perro es enfrentarte de golpe y sin coraza a tus mayores miedos e incapacidades y aprender a vencerlos gracias a él. Y cuando lo haces, cuando tienes uno y aprendes a escucharle, a respetarle y a quererle bien, todo lo malo pierde peso y lo que de verdad te cuenta es la ola de calor tibio y calmado que sientes en el pecho cuando lo tienes dormido cerca o encima de ti, y le prometes que tú matarías monstruos y dragones por su bienestar. Has de entender que tener un perro es, en parte, enfrentar el dolor en todas sus facetas: cuando enferma o cuando tiene problemas emocionales y te preguntas si tú eres suficiente o si le estás haciendo daño sin querer. O cuando se muere y la pérdida te destroza la vida hasta que el llanto da lugar a la pausa y le vuelves a sentir.

Tener un perro es, sobretodo, entender que nunca se irá, sino que cambiará de forma, será invisible a tus ojos pero no a tu corazón. Dejará un hueco físico que llenará otro perro cuando estés preparado y os observará vivir y crecer. Y tú le sentirás ahí. Porque solo quien ya ha perdido uno lo entiende: los perros son eternos y nunca jamás se van de nuestro lado. Nos entregan tanto en vida que el dolor de su enfermedad, sus problemas emocionales o su muerte no significan nada en comparación al sentimiento gigantesco que acompaña cada relación humano-perro: amor y orgullo. Amor por ese animal que nos llevó al límite tantas veces y orgullo al entender que gracias a sus miedos, a sus golpes en la mesa y a todo lo que nos enseñan, somos mejores personas.

El mundo es de quien tiene perro y le quiere bien. De quien le acompaña en la enfermedad, le comprende, guía y ayuda en sus problemas emocionales y le ayuda a marchar sin dolor.

No tengas perro si no comprendes nada de esto. Es todo lo que yo te diría si quieres adoptar uno.

Extracto del libro solidario ”Cartas al perro de mi vida”. Texto escrito por: Lorena Murgui Mercado, educadora canina de ENSUSHUELLAS. La encuentras en IG como @mellamankenikeni

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